Autoescuelas: enseñar a conducir en el verano del Covid
Por Almudena Ortuño. Fotos: Kike Taberner | Reportajes, Movilidad
Las autoescuelas se preparan para el regreso dentro de la fase 2 con un enorme tapón en la vuelta a los exámenes. Adecuar protocolos y flexibilizar plazos son los grandes retos de un sector, familiar y atomizado, y con los ERTE a la orden del día.
La delgada línea entre el Apto/No Apto está en la palanca de cambios. No respetar la señalización, olvidarse de encender las luces en el túnel o superar la velocidad recomendada en vía urbana eran otros grandes clásicos para suspender en el mundo Pre-Covid. A partir de ahora, el examen práctico del carné de conducir suma otras dificultades añadidas, como el agobio de ir pertrechado. Mascarillas y guantes serán obligatorios. Únicamente se permitirá un alumno por coche y se desinfectará el vehículo entre aspirantes. El examinador y el profesor pasarán a ser los únicos acompañantes durante una prueba que, en consecuencia, estirará sus tiempos.
Nadie dijo que sacarse el carné en mitad de una pandemia mundial fuera cosa fácil. No obstante, venimos a quitar el foco del alumnado para ponerlo en los profesionales. Aquellos formadores que pasan horas y horas junto a desconocidos, practicando una profesión de por sí arriesgada, y ahora más intrépida si cabe. Al igual que los examinadores, quienes habitualmente ya se quejaban de la carga de trabajo, traducida en horas extra durante la jornada. Incluso los propietario de las autoescuelas, que ahora acumulan pagos atrasados y se disponen a pasarlo muy mal cuando se retome la actividad en la fase II de la desescalada. Nunca antes del 25 de mayo.
Hablamos de un sector fuertemente atomizado, compuesto por 8.700 microempresas familiares, donde trabajan cerca de 17.000 profesores, según los datos de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE). Prácticamente el 100% de estas pymes se ha acogido a los ERTE por no poder hacer frente a los pagos. «Y aún así, cada mes de inactividad le está costando al sector 100 millones de euros», estima Enrique Lorca, presidente de la patronal estatal. Desde el organismo y los sindicatos negocian con el Gobierno y la DGT las condiciones de la reactivación, que esperan cuanto antes. «Los centros de formación vial estamos preparados e impacientes», afirma.
Comienza una carrera de obstáculos para empresas en ralentí y funcionarios ya extenuados. En el verano post-Covid, los profesionales de la conducción se enfrentarán al ‘tapón’ de expedientes, la implementación de las nuevas medidas de higiene o las deudas económicas adquiridas, entre otros dramas, como la menor movilidad o la disminución de clientes. Vamos por partes.
Primera parada: el atasco
¿Alguien ha pensado en los conductores sin puntos aún por recuperar? ¿O en los chicos que se quedaron a medias en su formación y, ahora, tendrán que dar el doble de clases para refrescar los conocimientos casi olvidados? También los hay pendientes de sacarse el carné para una prueba académica o como herramienta de trabajo, desde opositores a transportistas. Porque aunque la mayoría de los centros ha proporcionado a sus alumnos herramientas telemáticas, y generalmente de forma gratuita, no deja de ser «un parche» ante la situación excepcional que estamos viviendo. Y no solventa el problema de los exámenes, al que deberemos dar salida más pronto que tarde.
A partir de ahora, el examen práctico del carné de conducir suma otras dificultades añadidas, como el agobio de ir pertrechado. Mascarillas y guantes serán obligatorios. Únicamente se permitirá un alumno por coche y se desinfectará el vehículo entre aspirantes.
La DGT ha prometido que las pruebas oficiales se reanudarán en paralelo a la actividad de las autoescuelas, y ha anunciado que los dos primeros días examinará a las personas sin carné por pérdida de vigencia del permiso (al haber agotado sus puntos) y los aspirantes al ADR, que autoriza a transportar Mercancías Peligrosas. Pero si en noviembre de 2019, Tráfico ya reconocía un tapón de 300.000 expedientes, al que ahora habrá que sumar otros 160.000 por culpa de la crisis del coronavirus, ¿de qué manera se podrá desatascar la situación? «Si todo el mundo arrima el hombro, no tiene por qué haber problemas irresolubles. Confiamos en que los examinadores hagan horas extraordinarias, en que las pruebas prácticas se agilicen y que los exámenes no se interrumpan durante los meses estivales», dice Lorca. Esto es, sacarse el carné en agosto.
La DGT siempre ha atribuido el retraso en las pruebas a la polémica huelga de examinadores que tuvo lugar en 2017, durante la que el colectivo exigió mejores condiciones laborales y salariales. La falta de estos profesionales de Tráfico ha sido una reivindicación histórica desde todos los sectores de la formación vial. Atendiendo al requerimiento, en otoño del año pasado se anunció un plan de choque para agilizar 90.000 exámenes, que pasaba por ampliar la plantilla y pagar más horas extra a los examinadores. También se estudió abrir la puerta a Guardia Civiles en la reserva, militares retirados o funcionarios de correos, algo que no convenció al colectivo tradicional.
Ozono y mascarillas, la nueva seguridad
Marzo de 2020: subes al coche, regulas el asiento, ajustas los espejos y te abrochas el cinturón de seguridad para empezar el examen de conducir. Junio del mismo año. No olvides la mascarilla y enfúndate los guantes antes de coger el volante. Y eso que el vehículo habrá sido aireado y sus mandos principales, previamente desinfectados, con el consiguiente retraso que eso conlleva entre cada aspirante. Se permitirá un solo alumno por prueba, que viajará junto al profesor y al examinador, sentado en la plaza trasera de la derecha. En el caso de las motocicletas, igual.
Estas son las medidas de seguridad que se han decretado (hasta la fecha) para la realización de exámenes. No obstante todavía se sigue elaborando un protocolo de seguridad en el que se ha discutido el uso de máquinas de ozono y la polémica de las mamparas, entre otras cuestiones en el aire. A falta de saber lo que finalmente se exigirá, Manolo Cáceres, vicepresidente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas, advierte de «posibles gastos que no todos los negocios podrán asumir» y, por ello, apoya las ayudas económicas específicas para el sector.
Si las clases prácticas seguirán una dinámica similar a la de los exámenes, tampoco nos podemos olvidar de las lecciones y las pruebas teóricas. La reapertura de las aulas deberá acometerse con medidas de prevención, tales como el aforo limitado, la separación de 2 metros entre alumnos o el uso de mascarilla durante la clase. Los exámenes se fomentarán en su formato telemático, pero de ser presenciales, supondrán más número de pruebas con menos número de alumnos (de nuevo, el doble de trabajo y de tiempo). Se exigirá nmascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos.
Ante semejante escenario distópico, ¿tiene miedo el profesorado? «Claro, pero el caso es que hay dos pandemias. Tenemos miedo al virus y miedo a no tener trabajo», responde Pedro Cifuentes, presidente de la Asociación de Profesores de Formación Vial de Valencia (APAV), y recuerda: «Nos vamos a tener que enfrentar a algo que todavía desconocen las autoridades sanitarias. Trabajando con alumnos cada 45 minutos, a poca distancia de seguridad, y siendo casi imposible la ausencia de contacto, porque tienes que tocar la palanca de cambios o frenar de golpe».
La pandemia de los ERTE
Puestos a hablar del profesorado de las autoescuelas, hay una amenaza tan inquietante como el virus: los ERTE. Casi la totalidad de centros del país se han acogido a esta modalidad, si es que no han despedido directamente (no renovar, que le llaman). Los empresarios solicitan al Estado que los expedientes sean «flexibles» y se alarguen todo el tiempo necesario. »No tiene sentido que, cuando regrese la actividad, nos obliguen a readmitir al 100% de la plantilla con el 50% de la actividad. Deberíamos vivir un proceso gradual, como ya se está negociando», reflexiona Lorca, presidente de CNAE, quien a la vez asegura: «Nuestra intención es mantener todo el empleo».
Para Cifuentes, portavoz de APAV, hay reservas en este planteamiento. «Aunque las autoescuelas tengan fama de caras, en realidad trabajan con unos márgenes muy ajustados y los profesores perciben una proporción muy pequeña», asegura. Hablamos, por tanto, de profesionales con unos salarios que de por sí son bajos y, muchas veces, se perciben de manera irregular. «Si sumamos una reducción al 70% por el ERTE, imagínate las dificultades que estamos atravesando», dice.
Entre los mayores temores del colectivo está que las autoescuelas opten por no readmitir a todo el personal, pero abusen de las horas extra con la mitad de trabajadores. «Es previsible que, con todos los protocolos de seguridad y las medidas de higiene, los tiempos se dilaten. Por tanto, se podrán hacer menos prácticas o menos exámenes en una jornada. No vamos a consentir que a otros compañeros se les prorroguen los ERTES, mientras al resto se le está pidiendo que haga horas extra para cubrir estas necesidades», advierte el presidente de APAV. «Son tiempos en los que debemos extremar la seguridad sanitaria, pero también la laboral y económica», reivindica.
Deudas económicas adquiridas
Sin haberse recuperado completamente de la crisis económica, de la falta de examinadores y las huelgas de dicho colectivo, las autoescuelas se estrellan con las consecuencias del coronavirus. Durante el tiempo que han permanecido cerradas, han asumido gastos como los alquileres de sus sedes y la financiación de los vehículos, por lo que su mayor demanda es la flexbilidad en los pagos. «Estamos llegando a acuerdos con financieras automovilísticas para aplazar los leasing y las aseguradoras también han ofrecido algunos descuentos», cuenta Manolo Cáceres.
Desde la confederación nacional, paralelamente, se insta al Gobierno a que reduzca el IVA en el permiso de conducir clase B, que actualmente asciende al 21%. «Podríamos decir que se está aprovechando el momento para introducir viejas reivindicaciones del sector, pero porque ahora son más necesarias que nunca», admite el portavoz de AVAE. También se ha hablado del cobro por prueba de examen en vez de por doble convocatoria y de proporcionar subvenciones para la ‘España vaciada’ donde menos gente conduce. ¿La crisis conseguirá actuar de altavoz?
Queda un desafío por afrontar en la enseñanza de la conducción: la digitalización (sí, en serio). Las autoescuelas online son uno de esos modelos de negocio beneficiados por el confinamiento, de modo que en apenas dos meses han triplicado el número de matrículas, si atendemos a los datos de la plataforma que preside Miguel González-Gallarza. Dicen ser un 40% más baratas. Existe mucho recelo en el sector con respecto a este modelo, porque más allá de ofrecer clases en streaming y plantear exámenes teóricos por Internet, siempre será necesario el contacto físico para la práctica de la conducción. «Se están aprovechando de la coyuntura», consideran.
¿Y si la gente ya no conduce?
Hagamos números. Sacarse el carné de conducir (permiso B, coche de toda la vida) cuesta una media de 800 euros en España. El presidente de la CNAE opina que no es un precio caro, «de hecho, demasiado económico». Hay que tener en cuenta que de ahí sale el IVA, tasas de Tráfico y gastos del negocio. «Sin embargo, ahora nos vamos a enfrentar a un contexto en el que la gente tendrá poco dinero, y habrá padres que no podrán pagarle el carné a sus hijos», dice Lorca, y en base a ello rescata (otra) idea del pasado: el permiso por un euro al día. Se trata de un plan de 2007 para que el Gobierno concediera un crédito sin intereses a los aspirantes a conductores.
Como ya explicamos en este artículo, a corto y medio plazo se estima que habrá un repunte en el uso del vehículo privado por el miedo al contagio, pero cuando se encuentre una vacuna contra el coronavirus, se prevé que se imponga la agenda anterior a la pandemia. Eso quiere decir que los problemas derivados del abuso del automóvil (la polución ambiental, sobre todo) volverán, si no actuamos rápido y concedemos hegemonía a los medios de transporte más sostenible. ¿Por qué no premiar a aquellas autoescuelas que tengan coches híbridos, eléctricos o más sostenibles? En Alemania tienen experiencias piloto con vehículos automáticos, que luego pasan a marchas.
Y oye, pongamos que la hegemonía pasa por la bicicleta o el patinete, como intentan impulsar los Gobiernos de todo el mundo ¿Hay lugar para la autoescuela, entonces? » Apostar por ese tipo de vehículos requiere formar a sus conductores. La razón de ser de la autoescuela es la seguridad vial, y los denominados Vehículos de Movilidad Personal (VMP) no son juguetes, por lo que su circulación debe someterse a lo que estipula la normativa.», dice Lorca. «Sería muy interesante vivir esta transición, que en ciudades como València ya se está comenzando a dar, pero haciéndolo de una manera segura para el resto de agentes circulatorios», añade Cáceres. «Yo lo veo algo bueno, un cambio de hábitos positivo», añade Cifuentes.
Vaya, parece que están de acuerdo.