Un nuevo modelo de movilidad se abre paso, donde el coche es una de las muchas alternativas que existen para desplazarse. La industria automovilística está buscando soluciones para el desarrollo de innovaciones y nuevos modelos de negocio al servicio del usuario, mientras que aparecen nuevos actores que están obligando a las ciudades a cambiar las ordenanzas de movilidad y adaptarlas a los nuevos tiempos.

Coches y motos compartidos, eléctricos, bicicletas, seegways, patinetes, e-scooters, VTC… la movilidad ha dejado de ser cosa de unos pocos actores y en la actualidad está sufriendo una transformación que, según todos los expertos, irá a más. El ecosistema ha cambiado, pero ¿está preparada nuestra industria? El automóvil está dejando de ser un símbolo cultural de emancipación. Las nuevas generaciones ya no ven en él una necesidad, sino que es una opción más dentro de muchas otras.

Según la consultora alemana Roland Berger, en su informe Automoción, sector en transición, en quince años habrá un tercio menos de coches privados en propiedad y el uso compartido o los automóviles automatizados supondrán el 40% del mercado en 2030. Las nuevas tecnologías, la preocupación por el cambio climático y la pasada crisis económica han sido factores desencadenantes de un viraje hacia una movilidad más sostenible. El transporte genera grandes beneficios para el desarrollo, y los sistemas de transporte eficientes y accesibles para todos son la columna vertebral del desarrollo.

A ello se une los cambios legislativos, tanto nacionales como de la Unión Europea. El borrador de ley de cambio climático y transición energética que prepara el Gobierno ha puesto fecha para el fin de la venta de vehículos a gasolina, diésel e híbridos: 2040, en línea con muchos países europeos como Francia y Reino Unido. Una fecha que la patronal automovilística Anfac ha calificado de acelerada, pero que está lejos de los plazos que manejan países como Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Austria o Noruega, que los sitúan entre 2020 y 2030. Una decisión con la que no todos están totalmente de acuerdo. Faconauto, la patronal que integra las asociaciones de concesionarios oficiales de las marcas automovilísticas y de maquinaria agrícola presentes en el mercado español, asegura compartir los objetivos medioambientales, pero considera que se pueden encontrar otras fórmulas que no pasen por la prohibición permanente, sino por una ampliación más rápida de la oferta de vehículos de bajas emisiones, asequibles para la mayor parte de la ciudadanía, de tal manera que no se ponga en riesgo, a corto y medio plazo, ni el empleo ni viabilidad del sector.

Nuevas soluciones de la industria del automóvil

Ante esta situación, la industria del automóvil está buscando soluciones para el desarrollo de innovaciones y nuevos modelos de negocio al servicio del usuario. Tal y como afirma la presidenta del Clúster de Automoción de la Comunitat Valenciana, Mónica Alegre, la industria valenciana está adaptándose, «dado que conocemos las tendencias del mercado y sabemos que el futuro del automóvil pasa por la reducción de los combustibles fósiles a favor de los eléctricos». En este sentido, aunque ha pedido prudencia a las autoridades en las declaraciones y anuncios por el impacto que pueden tener en el empleo y las inversiones del sector, ha reconocido que «el horizonte que ha marcado el gobierno para el año 2040 es suficientemente lejano como para que las empresas valencianas estén preparadas, dado que ya llevamos años trabajando en estas adaptaciones».

En 15 años habrá un tercio menos de coches privados en propiedad y el uso compartido o los automóviles automatizados supondrán el 40% del mercado en 2030, según la consultora Roland Berger

Por su parte, las grandes multinacionales automovilísticas llevan trabajando varios años en el cambio de su modelo de negocio para adaptarlo a las nuevas realidades. Según la consultora Roland Berger, la industria debe aceptar que tiene que cambiar su modelo de negocio, donde los fabricantes construirán sus unidades para servicios de movilidad más que para clientes particulares. Y en ello están.

Ford ha apostado por la electrificación, con un plan de acción que persigue el desarrollo de coches autónomos, motores y vehículos conectados o soluciones de movilidad para las ciudades, con el espíritu de «reorganizar la ciudad». Para ello ha potenciado Ford Smart Mobility, que ha pasado de ser un laboratorio de ideas a una importante línea de negocio, con servicios de bicis compartidas, car sharing, coches eléctricos o autónomos y donde las nuevas tecnologías juegan un papel clave. Y en esa nueva línea de negocio todo apunta a que la planta de Almussafes podría tener un importante protagonismo, ya que esta planta tiene muchas posibilidades de producir a partir de 2019 uno de los nuevos proyectos de Ford, la Transit Custom híbrida enchufable. De momento, València es, junto con Londres, la ciudad elegida para la prueba piloto de estas furgonetas eléctricas híbridas, tras un acuerdo entre Ford Smart Mobility, Generalitat Valenciana y Ayuntamiento de València, dentro del proyecto de investigación de Ford que contribuirá a «entender los beneficios» de estos vehículos «no solo para los clientes, también para el medio ambiente».

El grupo francés PSA ha dejado de ser solo un fabricante de coches para para convertirse en un proveedor global de movilidad. Para ello ha creado una marca, Free2Move, para desarrollar experiencias de movilidad sostenible, segura y compartida, con servicios de car sharing, flotas para empresa y financiación, entre otros. Desde la marca destacan que «como fabricantes podemos dar muchas soluciones, no solo en el ámbito de los vehículos; y trabajar con el ámbito público para mejorar esos puntos».

En la misma línea está actuando el Grupo Volkswagen, que ha lanzado MOIA, una marca para impulsar sistemáticamente su transformación en un proveedor global líder de movilidad sostenible. «MOIA nos ayudará a comprender mejor las nuevas formas de movilidad y cómo hacerlas aún más atractivas en el futuro, ofrecer un alcance mucho más amplio que en la actualidad y adaptar estos servicios a las necesidades más amplias. Si bien no todo el mundo tendrá coche en el futuro, MOIA puede ayudar a hacer que cualquiera sea cliente de nuestra empresa de una manera u otra», ha afirmado Matthias Müller, CEO del Grupo Volkswagen.

Por su parte, Kia y Repsol se han unido para poner en marcha WiBLE, un nuevo sistema de coche compartido que ya funciona en Madrid. Para ello, han utilizado el Kia Niro, un híbrido enchufable, amplio y cómodo, idóneo para acoger a cinco personas.

Y los últimos en sumarse a ofrecer soluciones de movilidad son BMW y Daimler, que han llegado a una alianza estratégica que les permitirá combinar sus ofertas actuales de movilidad bajo demanda en las áreas de coche compartido (carsharing), servicios de vehículo con conductor, aparcamiento, recarga y multimodalidad.

Cifras del cambio

Solo en Madrid existen hasta 27 operadores diferentes de movilidad, entre los que no solo están empresas de transporte público y privado, sino también ‘telecos’, entidades financieras o startups.


Según la escuela de negocios ISDI, el 35% de la población española utiliza los nuevos sistemas de movilidad.


Noruega, uno de los países que abandera el cambio en el modelo de movilidad, hay en total unos 85.000 coches eléctricos en un estado con apenas 4,9 millones de habitantes.

Los nuevos actores

¿Y quiénes son los nuevos actores? Ante el cambio en los hábitos de movilidad, sobre todo en las grandes urbes, han ido apareciendo diferentes operadores cuyos vehículos tienen uno de estos cuatro puntos en común (o los cuatro): compartidos, eléctricos, conectados y autónomos.

En València se están agrupando en Aemus #Smart Mobility (Asociación Española de Movilidad Urbana Sostenible), una iniciativa impulsada por la Asociación Valenciana de Startups, con el fin de crear un espacio de acción común para las empresas, startups y los stakeholders del sector de la movilidad urbana sostenible. «Surgió de las empresas del sector ante la necesidad de tener un interlocutor válido ante los distintos agentes institucionales y sociales involucrados en el cambio de modelo en el sector de la movilidad donde la sostenibilidad es un factor imprescindible hoy en día. Aemus es la primera asociación en España que acoge empresas de vehículos eléctricos compartidos como motos, coches, bicicletas y patinetes», afirma Nacho Mas, CEO de la Asociación Valenciana de Startups, impulsora de esta iniciativa.

Ante el cambio en los hábitos de movilidad, han ido apareciendo diferentes operadores cuyos vehículos tienen uno de estos cuatro puntos en común (o los cuatro): compartidos, eléctricos, conectados y autónomos

El colectivo está compuesto inicialmente por Molo, un motosharing por suscripción, MyrentGO, solución de movilidad sostenible integrada para que los clientes de hoteles y apartamentos turísticos puedan pedir medios de transporte sostenible, CarGreenBarrio La Pinada (primer ecobarrio diseñado por sus habitantes), Koko, empresa española de patinetes eléctricos compartidos, y Yegomotosharing de scooters eléctricas. «La movilidad urbana es un campo que está evolucionando a un ritmo sin precedentes y atrae una gran participación de empresas tanto nacionales como internacionales en las mayores ciudades españolas», destacan. «Muchas empresas de movilidad compartida han puesto el foco en València porque es una ciudad cuyas características y tamaño son óptimas para el incipiente sector. Por eso, nos hemos dado cuenta de que tenemos que trabajar conjuntamente para el crecimiento sostenible de nuestras ciudades también en lo que refiere a la nueva vertiente del transporte compartido», señala Nacho Mas. «Somos una asociación que no solo promociona el emprendimiento, sino que mira la realidad en la que vivimos apoyando proyectos que puedan mejorar la calidad de la vida en la ciudad».

Movilidad urbana sostenible

Aemus está trabajando de forma coordinada para presentar las aportaciones desde el punto de vista de empresa privada al borrador de la ordenanza de movilidad promovido por el servicio municipal de Movilidad Sostenible de València, donde se regularán los servicios de vehículos compartidos (patinetes, bicis, coches o motos) y el máximo de los diferentes vehículos que puede absorber la ciudad. «El mercado está preparado para implementar esta innovación con las empresas y los clientes pero los agentes regulatorios necesitan un tiempo para reaccionar», reconoce Mas.

Una nueva ordenanza que también está implantándose en las principales ciudades españolas. Por ejemplo, en Barcelona, que acaba de ser elegida como sede del centro europeo de innovación sobre movilidad urbana, MOBiLus; está implantando un modelo de movilidad urbana que, aunque cuestionado en algunos casos en la ciudad, está considerado como un referente en el extranjero: bajar las bicicletas de las aceras, regulación de los vehículos de movilidad personal (como los patinetes eléctricos), despliegue de la red octogonal de autobuses, el desarrollo de sistemas de coches y motos compartidos, calles de 30 kilómetros por hora, restricciones a vehículos contaminantes a partir de 2020, supermanzanas…

Por su parte, Madrid también ha regulado la circulación de los vehículos de movilidad urbana (tanto bicis, como monopatines, seegways, trixie…), calles de 30 kilómetros por hora, creación de la zona de tráfico restringido Madrid Central, etiquetas ambientales, restricciones para acceder al centro de vehículos contaminantes a partir de 2020, entre otras medidas.

El uso temporal de vehículos es una tendencia global que está revolucionando la manera en la que la gente se mueve. París tiene el mayor número de medios de transporte compartidos. Aunque la estrella es la bici, cada vez es mayor la presencia de patinetes eléctricos, así como de coches y motos compartidas. Bruselas, Berlín, Varsovia, Viena y Ámsterdam también destacan en el uso de estos tipos de transporte (bici, patinete, moto y coche compartido).

Y si a ello le sumamos que esa movilidad sea más sostenible hay que poner los ojos en Noruega, uno de los países que mayor empuje está dando al transporte eléctrico y donde hay en total unos 85.000 coches eléctricos en un estado con apenas 4,9 millones de habitantes. Y no solo en el transporte por tierra, Noruega es un ejemplo en movilidad sostenible. Uno de los medios de transporte más usados por sus ciudadanos, los ferry también están virando hacia el motor eléctrico. En colaboración con el astillero noruego de Fjellstrand, Siemens ha desarrollado el primer ferry con motor eléctrico. «En el norte de Europa, en general, al estar más concienciados con el medio ambiente, tienen mayor capacidad de innovar e ir por delante en cuanto a experiencias piloto y soluciones que favorezcan la movilidad sostenible en sus ciudades. En España se están empezando a ver algunas propuestas interesantes pero todavía encuentran gran resistencia, al ser solo soluciones parciales que quizás arreglen algunos problemas pero generando otros nuevos si no se trata el tema de forma estratégica y ambiciosa distinguiendo las acciones a emprender a corto, medio y largo plazo de forma global», comenta Nacho Mas.

En lo que todos están de acuerdo es que para una movilidad sostenible, ni el transporte colectivo ni el taxi son suficientes. Hace falta ampliar el abanico y no restringir para que el ciudadano pueda escoger. Las nuevas formas de movilidad, los VTC, el transporte compartido y eléctrico también forman parte de la solución. «La movilidad urbana está evolucionando hacia una situación en la que los criterios de respeto al medio ambiente y a los habitantes de las ciudades se combinan con las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías para hacer ciudades más habitables y respetuosas. Estamos viviendo una época de transición donde cada vez veremos más cambios y las cosas ya nunca volverán a ser como antes», asegura el CEO de la Asociación Valenciana de Startups.