Con motivo del inicio de la ponencia en el Congreso del proyecto de ley de cambio climático y transición energética, Greenpeace ha urgido objetivos de reducción de emisiones mucho más ambiciosos que los contenidos en el actual texto, para evitar una ley “descafeinada” que dejaría a la población indefensa ante la emergencia climática.
Después de la larga tramitación parlamentaria esta fase final debería ser la última oportunidad para “reforzar la ley y dotarla de la ambición de la que carece”, ha declarado José Luis García, coordinador de Energía y Cambio Climático en un comunicado, donde incide en no convertirla en un “instrumento inútil” al servicio de los intereses corporativos de siempre.
Para los ecologistas, la principal mejora que necesita la futura ley es aumentar los objetivos climáticos; con el actual texto, España apenas reduciría —según las enmiendas— un 20-23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 respecto a 1990.
Sin embargo, este objetivo debería elevarse a al menos un 55 %, para garantizar que España contribuye, de acuerdo con su capacidad y responsabilidad, a limitar el calentamiento global a 1,5 grados tal como persigue el Acuerdo de París, ratificado por nuestro país.
Por el mismo motivo, el objetivo de cero emisiones netas debería adelantarse a 2040.
En la misma línea se ha pronunciado, Florente Marcellesi, coportavoz de Equo, quien desde su cuenta de Twitter argumenta que este proyecto de ley “nace viejo y obsoleto” y la propuesta del Gobierno de 23 % de reducción para 2030 no está alineada con la ciencia, la juventud y el momento político europeo.
Marcellesi ha hecho hincapié en que España tendría que reducir un 55 % sus emisiones para 2030, porque solo una ley ambiciosa en fomentar las energías limpias y dejar de subvencionar las sucias, en apostar por la movilidad sostenible, la participación ciudadana y la ciencia permitirá una transición ecológica y justa.