Tesla ha tenido que suspender temporalmente la producción en Estados Unidos de su principal vehículo, el Model 3, ante problemas en su cadena de suministros, señalaron este jueves medios de comunicación locales, que indicaron que la compañía de vehículos eléctricos de lujo ha informado a sus empleados del parón.

La suspensión de la producción en la planta de montaje de Fremont, en California, que tiene capacidad para producir unos 600.000 vehículos al año, durará inicialmente dos semanas, hasta el 7 de marzo.

Los problemas son fruto tanto de la escasez de microchips que afecta a todo el sector del automóvil como de otras dificultades, como retrasos en puertos y en otros puntos por las condiciones meteorológicas.

En sus cuentas de resultados de 2020, dadas a conocer a principios de febrero, la compañía ya advirtió de que la escasez de microchips que afecta a todo el sector podía provocar un impacto «todavía desconocido» a las operaciones de la compañía.

El parón en Fremont, que también produce unidades de Model S, Model X y Model Y, se produce cuando otros fabricantes de automóviles en Estados Unidos también han tenido que reducir su producción ante la falta de chips fabricados en Taiwan.

General Motors (GM), Ford, Honda, Nissan, Stellantis, Volkswagen y Daimler se han visto afectados por los problemas de suministros.

Pero precisamente el miércoles, el director financiero de GM, Paul Jacobson, afirmó durante una conferencia que los problemas de suministros de microchips están mejorando.

Jacobson afirmó que «durante las pasadas dos semanas, mientras señalábamos que era una situación volátil, hemos visto que la situación ha mejorado para nosotros. En estos momentos, diría que tenemos mucha confianza de que seremos capaces de cumplir con las guías anunciadas», agregó.

Un informe de la consultar AlixPartners señala que los problemas de suministros de microchips le costarán al sector mundial del automóvil unos 60.600 millones de dólares este año. GM ya ha señalado que estima que le supondrá una reducción de los beneficios de entre 1.500 y 2.000 millones de dólares mientras que a Ford le supondrá entre 1.000 y 2.500 millones.

La situación es tan grave que el presidente estadounidense, Joe Biden, ha intervenido con la firma este miércoles de una orden ejecutiva para revisar el suministro de microchips a diversos sectores industriales, incluido el del automóvil.

La Casa Blanca también ha presionado a Taiwán y otros productores de microchips para que alivien la situación del sector del automóvil y aumenten la producción de los semiconductores.