Dibujante ambulante. Así se define Paco Roca (València, 1969) en twitter. Nosotros añadiríamos “extraterrestre”. Porque parece que su cabeza no tiene límites, sobre todo espaciales, para sus dibujos y sus cómics. Ahí está su estupenda exposición en el IVAM en perfecta sintonía con sus instalaciones o ese concierto dibujado que hizo el otro día en ese mismo museo. Son solo dos ejemplos de vida más allá del papel. También sus magníficas novelas gráficas parecen hechas por seres de otros planetas, dominando el ritmo narrativo con la misma pericia con la que traza personajes, lugares y acciones.
Enumerar sus cómics es como hacer un recuento por realidades visitadas y vividas. El Alzheimer en Arrugas, los tiempos grises de la editorial Bruguera en El invierno del dibujante, la Segunda Guerra Mundial a través de la compañía La Nueve en Los surcos del azar o el viaje interior a todas nuestras familias en esa obra maestra que es La casa, por citar solo algunos. Con Paco Roca siempre se repiten las mismas e infinitas sensaciones, pero cada vez con distinto sabor. Te embelesa con su ambientación o puesta en escena en las primeras viñetas, y a partir de ahí ya no sabes si pasas las páginas o pisas la historia que te está contando. Acabas el trayecto llegando más lejos de lo que esperabas cuando lo empezaste. Y por si todo esto fuera poco, además, ha elevado el pijama a la categoría de uniforme laboral.
Un recuerdo de infancia o juventud relacionado con viajar en coche.
Sería el ochenta y poco. Mi padre acababa de jubilar el seiscientos para comprar un flamante Ford Fiesta. Como celebración nos fuimos toda la familia, nosotros cinco más un primo, a Andorra. Llegamos tras un viaje interminable, compramos queso y azúcar, dormimos los seis apretados en el coche y regresamos a la mañana siguiente. Viaje low cost.
¿Cómo era tu primera bicicleta?
Era una BH plegable. Yo apenas llegaba al suelo y durante mucho tiempo llevé ruedines. Mi padre me apuntó a una carrera, pero estaban prohibidos los ruedinos. Así que, mientras todos los demás niños corrían solos y veloces, yo iba de lado a lado a punto de caerme y con mi padre corriendo detrás para ir cogiéndome. Muy humillante.
¿Y tu primer coche?
Heredé el Ford Fiesta familiar. Para los padres de clase media de aquella época, el coche era su gran tesoro. Mi padre lo había conservado impecable, lo limpiaba semanalmente, invirtió en mil gadgets,… Incluso, durante un tiempo, el coche dormía con una funda. A las pocas semanas de heredar aquel Fiesta ya estaba destrozado para sufrimiento de mi padre.
Un viaje en coche, moto o bicicleta que nunca olvidarás.
Mi segundo coche fue un Volkswagen Escarabajo. Y como viaje iniciático me fui con un compañero de clase a la Expo de Sevilla del 92 en agosto. Aquel viaje fue una odisea tan solo comparable al viaje que hicimos mi familia y yo años atrás a Andorra.
¿Cuál es tu ciudad favorita para caminar?
París. Suelo ir bastante y me encanta caminar por ella, descubrir nuevos rincones, tiendas,…
Cuando llegas a una ciudad desconocida, ¿en qué transporte te gusta recorrerla?
Siempre que puedo prefiero moverme andando. Me gusta caminar y me parece la mejor forma de conocer la ciudad, además desde que existe el Google Maps es imposible perderse. Cuando las dimensiones de la ciudad son inhumanas, me gusta coger taxis. Aunque algunas carreras te pueden costar más caras que el vuelo que te ha llevado hasta allí.
¿Hábitos y manías en tus transportes diarios?
Suelo moverme siempre andando. València tiene un tamaño muy abarcable. Además, me preparo temas en los que pensar para el trayecto, algún dibujo que deba hacer, una escena atascada en un guión,… Los grandes pensadores han creado sus obras caminando. Camino luego pienso
¿Qué medio de transporte de ficción (que aparezca en un libro, película, serie,..) te gustaría probar al menos una vez?
Sin duda la máquina del tiempo de la novela de H. G. Wells. Y como hace el protagonista de la película, poder viajar por el pasado y el futuro sin salir de casa y con su bata de seda.
¿Qué viaje tienes como asignatura pendiente y en qué transporte te gustaría hacerlo?
Me gustaría viajar en el Orient Express al estilo de las novelas de Agatha Christie. Y llegar a Estambul. Me gustan esos viajes largos en tren.
¿Cómo imaginas el futuro de la movilidad?
Imagino que será más individual y ecológica. ¡Y ojalá lleguen a existir esos patines voladores que aparecen en la película Regreso al Futuro!