Este domingo 1 de septiembre ha entrado en vigor la normativa de medición de emisiones europea RDE para todos los vehículos de combustión, justo un año después de que se pusiera en marcha el ciclo de homologación WLTP. Si desde el año pasado, todas las nuevas matriculaciones de vehículos ya cumplen con los estándares de consumo y emisiones que marca la normativa WLTP (consumo y CO2) y RDE (para partículas), a partir del 1 de septiembre los nuevos vehículos tienen que cumplir también con la normativa RDE para la medición de sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx).

La normativa RDE (Real Driving Emissions, por sus siglas en inglés) es la primera prueba a nivel mundial que se realiza directamente en carretera y que tiene como objetivo medir y controlar estas emisiones contaminantes de NOx y partículas en condiciones reales de conducción. El RDE no sustituye al WLTP (Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros, por sus siglas en inglés) sino que lo complementa.

Para la prueba RDE, el vehículo circula por la carretera (al contrario del WLTP, que se sigue haciendo en un chasis dinamométrico) equipado con el llamado Sistema Portátil de Medición de Emisiones (PEMS).

Las emisiones de escape se envían a una caja de mediciones montada en el propio vehículo para que los instrumentos de medición analicen, entre otras cosas, las concentraciones de monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y el número de partículas en suspensión. Los valores se registran junto a otros parámetros externos, como el clima y los datos del GPS. El rango legalmente definido para una prueba RDE cubre un amplio campo de aplicación, permitiendo velocidades de hasta 160 km/h, temperaturas de hasta 0ºC y conducción en terreno montañoso. Además, existe un rango extendido de aplicación en diferentes épocas del año y altitud.

Esta nueva norma va a acelerar el cambio en la movilidad europea a todos los niveles, haciéndola mucho más sostenible. El, hasta ahora, lento proceso de transformación va a recibir un importante impulso en el desarrollo de forma generalizada de los coches eléctricos, los sistemas de recarga, los motores híbridos más evolucionados y la pila de combustible. Y, por supuesto, un retroceso en los coches con más peso, ese avance en los SUV se verá frenado a corto o medio plazo. Por no hablar del auge de los sistemas eléctricos de transporte individual, el transporte público y el carsharing.